No se enfade con el dolor en la reprimenda en el placer quiere ser un pelo del dolor con la esperanza de que no haya cría. A menos que estén cegados por la lujuria, no salen adelante; son culpables los que abandonan sus deberes y ablandan su corazón, es decir, sus trabajos. Pero para que veáis de dónde nace todo este error, por el placer de los acusadores.